Cuentame un cuento Aladdin

               ALADDIN
                            
Hola a todos soy Jafar, y se que pensáis que soy el malo de la historia de Aladdin y bla, bla, bla... pero no es así, ese maldito mocoso y su asqueroso mono me la jugaron.Aladdin era el hijo de uno de los sultán de Agrabah, pero tras una discusión de dinero, Aladdin se fue de casa.


-Papa, necesito dinero para compararme más cosas-exigió el niñato.


-¿Pero que necesitas?, es que no se puede abusar del dinero-le preguntó su padre con toda la razón del mundo.


-iNo te he pedido tu opinión, solo quiero mi maldito dinero, o sino me iré de casa!-replicó el muy estúpido.


-¿De verdad crees que podrás vivir ahí fuera, sin mi dinero?-exclamó el padre poniéndose muy borde.
¿Qué cómo lo sé? yo trabajaba como sirviente en el castillo del sultán.
En fin, que después de la crisis, me echaron, y me quede sin dinero para dar de comer a mi familia.Un día en un gran mercadillo, no pude evitar escuchar la conversación de dos viejillos:


-He oído que todavía no se sabe dónde se encuentran las dos mitades del escarabajo que abren las puertas de la cueva del tigre de oro.-dijo uno de ellos.


-i¿Todavía no las han encontrado?!-respondió el orto.-Pero si me acuerdo yo de que mi abuelo (que en paz descanse) me contaba la leyenda de la cueva cuando yo era pequeño para dormir, y me decía que esa misma historia se la contaba a él su abuelo todas las noches para dormir.


Entonces, pensé en aquel colgante de escarabajo que mi madre me dio de herencia de mi abuela. Pero con eso también me acorde de que lo llevaba siempre conmigo y un fatídico día Aladdin lo encontró y se lo quedó para él, claro, como era un estúpido niñato mal criado, pero bueno fui al callejón donde él “vivía” y le dije lo siguiente:
-Aladdin, te acuerdas del escarabajo, que te encontraste en tu casa…


-mmm… si, si, si, ese feo colgante- dijo el muy idiota- Todavía lo llevo encima ¿porque lo preguntas?


-Porque creo que nos podría ayudar con unos cuanto problemas.-entonces, fue cuando cometí el mayor error de mi vida.


-Esta bien, quedamos mañana de madrugada aquí.


Y se que os estaréis preguntando porque se lo dije, si sería el mayor error de mi vida, pues porque creía que la vida en la calle lo habría cambiado pero que tontería, un marqués nunca cambia.


Al llegar las doce de la noche, fui para aquel callejón oscuro, donde no me tuvo otra que esperar a aquel muchacho, que no me entraba en la cabeza porque llego tarde, ya que vivía allí mismo.En fin, tras media hora de espera llegó, y le dije ocultando el enfado:


-Vamos, todavía nos queda mucho camino por encontrar la cueva del tigre.


Tras horas de camino, por fin encontramos la dichosa cueva del tigre. Aladdin quiso entrar  porque se creía que así se haría el héroe, y yo le dije que sí ya que no quería perder el tiempo discutiendo con ese idiota. El caso es que entro, y tras esperar tres largas horas, vi que él salía de la cueva y se escondía una lámpara muy sucia en el bolsillo , pero no le di mucha importancia, me dio el 50% de lo que cogio igual de lo que acordamos, y nos fuimos cada uno a su casa, pero uno de sus vecinos, que era amigo mío me contó lo que hizo esa noche, que no es que me interesara mucho pero...     


En casa, oio como Aladdin decía algo de una lámpara:


-La lámpara está muy sucia, y  lógicamente, no lograré buen precio por ella.

Entonces, se puso a limpiarla, y al frotara, empezó a salir un humo azul pitufo, del que luego cogió forma de genio azul, regordete y un pelín cansino, y dijo:


-Puff, 100 malditos años metido en esa dichosa y estrecha lámpara, pero en fin a lo que íbamos.Buenas noches, como me has liberado de esa celda al que llaman lámpara, te concedo tres deseos, pero recuerda que no pueden ser matar a alguien, hacer que dos personas se enamoren ni resucitar muertos.


Y ahora os preguntareis que tres deseos pidió Aladdin ¿verdad?, pues esa parte ni la se ni la quiero saber asi que a ver la peli de Walt Disney.


Un soleado día, que tontería en el desierto todos los días hace sol, bueno en fin Aladdin, regreso a casa de su padre porque lo iban a casar con la hija del
sultán de un país cuyo nombre no quiero recordar. Él, no estaba del todo seguro, pero al ver que era una chica muy-muy sexy, cambio de opinión. Aquella.Aquella chica recibía de nombre Jasmin, pobre chica, que pena me da.   


Aladdin y Jasmin se casaron, una gran boda, un pastel enorme hecho por el mejor pastelero de Agrabah, y se que ahora creéis que viene lo de “... y fueron felices y comieron perdices…”pero no, Jasimn se pasó toda la vida limpiando y pensando en que algún día saldría de ese agujero.Y ahora podéis volver a  vuestras tristes y aburridas vidas al que para que llegue su fin deben pasar mil y una noches.


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