JUAN Y LAS HABICHUELAS

Erase una vez, un viernes de 1990, un chico llamado Juan. Juan, tenía 12 años, era rubio y tenía los ojos azules como el mar que les rodeaba. Era muy alto y en su piel se hallaba un color marrón tan marrón como aquel marrón que su madre lucía en su bello cuerpo. Su madre, a diferencia de él, era muy bajita de tanto trabajo que hizo para poder llegar a españa y encima, tenía una enfermedad muy grave que no le dejaba hacer nada. El medicamento era muy caro y tenían que conseguir más dinero.


  Por eso, Juan,ya trabajaba. Iba todos los días al mercado para conseguir algo de dinero. Al mercado, ya había llevado de todo y casi no tenían nada más. Pero, una mañana, algo le sorprendió. Su madre, muy desesperada le dió a juan un gnomo de jardín que ya había tenido lugar en el mercado antes.Y no tuvo mucho éxito. Puesto que, era lo único que tenían y necesitaban más dinero para mantener a su madre con fuerzas para seguir adelante.


 Entonces, Juan, como todos los días fue con su gnomo al mercado y  treinta segundos después que pusiera su gnomo a la venta le vino un hombre que parecìa interesado en el gnomo. Le preguntó cuánto valía y así le respondió:
  • Mire señor le voy a ser sincero no tengo ni idea de cuanto vale pero, si te parece bien se lo vendo por 60 pesetas - propuso Juan.
  • No, ni pensar  eso es demasiado chaval!! si queres te lo compro por 35€ que a los negros se les paga menos.- se burló el señor.
  • Vale, está bien pero si quiere que se lo venda por 35 pesetas me tendrá que dar algo más a cambio y no me hable de ese modo. Me da igual que no sea dinero.- entonces una voz extraña hablo.
  • Como que me vas a vender por solo 35 pesetas estas loco niñito mi valor es de mínimo 700 pesetas-  advirtió el gnomo que hablaba.


 El comprador se quedó muy sorprendido y Juan también. Entonces, poco a poco la gente se fue acercando para ver lo que sucedía. En poco tiempo, comenzó una subasta para comprar el gnomo que la gente estaba tan interesada para comprarlo. Al final una chica lo compro. Era muy alta y en su rostro se contemplaba un vello peinado y unos diamantes rodeando su cuello. Encima, lo compró por un poco más de 50.000 pesetas y un par de plantas de habichuelas.


 Cuando Juan llegó a casa, le explicó lo sucedido a su madre y la madre se asombró mucho al saber que un cutre gnomo de jardín se podía vender por más de 50.000 pesetas y entonces, Juan, le dijo que no se preocupara que ya tenía el dinero suficiente para comprar su medicamento.


 El próximo día, con tanto dinero que tenían, se fueron a comprar el medicamento que su madre tanto necesitaba. Con el dinero que le sobró pudieron reformar la casa que estaba medio en ruinas y para adornar el exterior, plantaron las habichuelas que aquella mujer les había dado por cambio del gnomo parlante.


 A la mañana siguiente, Juan se acercó a su preciada planta, ya se había hecho grande. Empezó a escalar la planta porque tenía interés en saber dónde terminaba. Por fin llegó al final de la planta y se quedó impresionado.


 En la cima, había una casita y dentro se encontraba sentado un gigante. Toco la puerta y el gigante le abrió. Se hicieron amigos y de allí en adelante, su madre ya sana y el, Juan, hiban a casa del gigante para jugar a las cartas.
 

      ¡¡FIN!!

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